La obra
La obra se presenta como una partitura de acciones donde cada uno de los participantes debe diseñar, integrar y negociar con los demás.
El cuerpo que se deja. En la antesala se presenta una exposición de retratos producto del ejercicio realizado en el taller-montaje con la premisa de alivianar el ser.
La obra es un ritual entre ese viejo cuerpo y el nuevo cuerpo, este último se brinda en forma de ofrenda al público en el epílogo de la obra. Paulatinamente los cuerpos de los jovenes van desarmando lo contituído para devenir en un otro cuerpo, fractal, superpuesto, potente. Durante todo ese ritual entre ambos cuerpos, la pieza incorpora los mundos, el colectivo, el pasado, Lo Otro.

El público
Se enfrenta a un grupo de jóvenes que se atreven a abrirse al mundo y su complejidad, a estallar en deseo, a provocar un movimiento, a proponernos a nosotros el ejercicio de entregarnos a la alteración que nos provocan.
Nuestra tarea: disponernos a que nos den vuelta la mesa, convivir con ellos, tratar de comprenderlos, darles espacios, sostenerlos, empujarlos, recibirlos, escucharlos, cuidarlos.